La filosofia kintsukuroi o por qué los conflictos crean mejores equipos

Bol reparado con la técnica kintsukuroi

El kintsukuroi o kintsugi, que significa «reparación con oro», es un arte japonés que consiste en emplear una resina mezclada con polvo de oro para reparar objetos de cerámica rotos. Las grietas resultantes de la ruptura quedan, así, resaltadas al ensamblarse de nuevo con ese valioso material, dando lugar a una estética muy característica.

Más allá de la técnica, lo importante del kintsukuroi es su filosofía: las roturas no se ocultan, sino que se destacan, porque son las que diferencian el objeto y lo hacen único. Lo embellecen porque cuentan su historia, su relación con el entorno y con los acontecimientos. Las grietas nos hablan de fragilidad, sí, pero también de resiliencia, palabra que en psicología se refiere a la capacidad para sobreponerse a situaciones límite. El análisis las ventajas e inconvenientes del trabajo en equipo nos permite adaptar este tipo de técnica al mundo empresarial.  

Es inevitable buscar el paralelismo entre esta idea y nuestra vida cotidiana. Un equipo de trabajo, un grupo de amigos, una familia o una pareja que nunca se han enfrentado a ninguna dificultad pueden funcionar, pero nunca estarán tan cohesionados como aquellos que sí experimentaron malos momentos y supieron sobreponerse a ellos. Hemos oído muchas veces aquello de «salimos reforzados de aquella crisis». Eso ocurre porque a las cualidades que ya tenía el equipo en su forma inicial, una crisis añade otra que era indemostrable antes de la manifestación del conflicto: la capacidad de sus miembros para sobreponerse a los inconvenientes y hacer funcionar esa relación.

Unos compañeros capaces de solucionar una rencilla o una situación de tensión suman puntos: han ido un paso más allá en la demostración de sus capacidades. Además, su relación queda ensalzada con una capa de complicidad: han establecido un vínculo y su relación ya no se parece a una relación recién comenzada, al igual que el jarrón reparado con kintsukuroi pasa a ser único y totalmente distinto del resto de jarrones semejantes. Solo con estas rupturas y reparaciones la relación o el equipo de trabajo pueden madurar y avanzar. Sin situaciones adversas que superar, una relación laboral simplemente se mantendrá como es al principio: nueva, impersonal y fría.

Esto va más allá del simple «aprende de los errores» o «intenta sacar algo positivo de las situaciones negativas». Hablamos del convencimiento de que el equipo no solo se sobrepondrá a la discusión, sino que quedará en mejores condiciones tras ella. Que el hecho de haber vivido un conflicto y haberlo solucionado es una situación más deseable que la de no haber vivido ningún conflicto. Esto es algo que hemos escuchado a menudo referido a las relaciones de pareja: si se hace bien, si la reparación se efectúa, en efecto, de forma valiosa, el resultado será una cohesión mayor que antes de la ruptura.

Hay otras semejanzas entre este arte japonés y las técnicas de resolución de conflictos que se estudian en psicología, gestión de grupos con dinámicas de trabajo en equipo y coaching empresarial que hacen que podamos utilizar su nombre como bella metáfora de la resolución de conflictos laborales. Por ejemplo, el factor de creatividad: el propósito de solucionar algo a través del arte y la creación. La idea de afrontar los problemas (mostrarlos) en lugar de barrerlos debajo de la mesa. La aceptación de que no todo depende de ti y de que estás expuesto a circunstancias externas que influirán en tus planes. El manejo de las emociones que nacerán en ti durante el conflicto y después del mismo. La disposición para resolver como contrapunto a la crítica destructiva que solo presenta problemas sin respuesta. La comprensión profunda del problema, que queda, con esta técnica, perfectamente delimitado.

Pero ¿Qué pasaría si en lugar de utilizar barniz de resina espolvoreado con oro intentamos reparar las piezas de otra manera, por ejemplo con plastilina? O, lo que es lo mismo (en un lenguaje menos metafórico) si el conflicto no se resuelve adecuadamente y se dejan rencores sin aclarar? Correríamos el riesgo de que el jarrón se volviera a romper. ¿Y cómo podemos asegurarnos de que la reparación es la correcta? Pues invirtiendo en team building, cosa que nos asegurará que no queden grietas y nos reportará beneficios a medio y largo plazo. Un kick off meeting en Madrid o diferentes actividades de team building en Madrid nos permiten potenciar este tipo de cualidades en equipos concretos de trabajo.

Y una última reflexión: ¿tendría un jarrón reparado por el método kintsukuroi la misma poesía si la rotura fuera intencionada, si se hiciera pedazos de forma forzada solo para lucir después la reparación? Quiero creer que no, que entonces se perdería algo de ese aura, porque el resultado no encerraría una historia verdadera detrás. De la misma forma, si en un equipo de trabajo hay personas tóxicas que buscan activamente los conflictos, la reparación será parcial y el resultado no será óptimo: habremos perdido la magia que solo nos otorga el desarrollo natural de los acontecimientos.

Escrito por Isabel Garzo

4 Respuestas al menos

jorge
enero 14th, 2015
1:18 am

Muy interesante!

AmazoniaTF
enero 14th, 2015
7:23 am

Muchas gracias, Jorge. Nos alegra que te haya gustado el artículo 🙂

Cristian
febrero 6th, 2015
10:05 pm

Hola Isabel, ¡excelente artículo! Sin dudarlo me lo llevo para compartir con el equipo de trabajo en el que estoy co-facilitando talleres de desarrollo.

¡Gracias!

Ileana
enero 8th, 2018
4:02 am

Me pareció utilísimo y hasta poético las semejanzas con este arte japonés milenario y las relaciones humanos entre pares y jefes. Igualmente no cualquier conflicto es susceptible de ser recubierto de oro . Solo aquellos que merecen recordarse como un antes y después, como punto de inflexión . Esos deben destacarse como bellas heridas de guerra que atestiguan el valor de las batallas

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