El equipo es mucho más que la suma de sus miembros

En el team building, a menudo tratamos las diferentes mecánicas que se originan dentro de los grupos y que determinan su cohesión y rendimiento desde el punto de vista de los equipos deportivos.

Equipo más que suma miembros

Por supuesto, esto no es al azar. Resulta que un deporte de equipo es, por definición, una competición entre grupos de personas que confrontan sus capacidades individuales y colectivas para alcanzar un bien común. Si un equipo desempeña mejor su tarea que su rival, resulta vencedor. Los deportes de equipo constituyen, por tanto, un excelente espejo donde mirarse para comprender algunos puntos débiles o fuertes de los grupos de personas.

El equipo de trabajo

En este artículo, vamos a fijarnos en un hecho importante y nos vamos a apoyar en argumentos deportivos: el equipo es mucho más que la suma de sus miembros.

En los deportes colectivos existen innumerables ejemplos de equipos inferiores que vencieron a equipos superiores. Los equipos superiores son considerados así por contar con más presupuesto que les permite acceder a mejores jugadores, mejores líderes, mejores instalaciones o un mejor personal de apoyo. Y sin embargo, en ocasiones son derrotados por otros equipos que no disponen de tantos medios. ¿Por qué?

Esto puede ocurrir puntualmente, y una explicación sencilla para que pase es achacarlo todo a la motivación. Cuando un equipo inferior se enfrenta a uno superior normalmente se siente especialmente motivado debido a que una victoria en estas circunstancias constituye un aliciente mayor. Esta explicación también funciona en el sentido inverso: ocurre con frecuencia que un equipo superior no se siente motivado al enfrentarse a un equipo inferior.

Lo sorprendente es cuando esta situación se prolonga de forma extraordinaria a lo largo del tiempo. Hablo de esos ejemplos en los que un equipo manifiestamente inferior a otros alcanza el triunfo en una competición de larga duración o en los que equipos manifiestamente superiores fracasan estrepitosamente.

Vamos a exponer dos casos contrapuestos de la misma teoría.

Por un lado, vamos a hablar de un equipo que lo tenía todo a favor para alcanzar sus objetivos y no lo logró porque el equipo nunca llegó a ser más que la suma de sus miembros.

El mes que viene hablaremos del ejemplo contrario, un equipo que cuyos miembros eran claramente inferiores en términos deportivos a muchos los de los equipos de su entorno, rompieron la barrera de ser individuos y multiplicaron su potencial al convertirse en un equipo.

Mucho más que la suma de sus partes

Veamos el primer ejemplo tomando como referencia un equipo de futbol muy famoso conocido como “El Madrid de los Galácticos”, un ejemplo muy claro de por qué la suma de los miembros de un equipo siempre es inferior al valor total del equipo.

Este equipo era llamado así porque contaba con innumerables estrellas. Técnicamente, disponían de los mejores jugadores del mundo en sus respectivas posiciones. Sin embargo, sus logros estuvieron muy alejados de sus expectativas, incluso cuando sus objetivos estaban claramente definidos y no se reparó en medios para alcanzarlos. ¿Por qué?

Sin entrar en valoraciones deportivas que no vienen al caso, a nivel de dinámica de grupo se dieron algunos factores que hicieron que aquel grupo de personas nunca alcanzara su potencial como equipo:

1) Falta de compromiso con el proyecto

Algunos componentes de ese equipo venían de alcanzar el éxito en otros lugares y para ellos el proyecto era simplemente otro trabajo más. El no estar implicado en el proyecto hace que la motivación nunca sea óptima y se pierda con gran facilidad. La falta de motivación puede llevar a la falta de rendimiento, a no alcanzar metas, al absentismo laboral. En definitiva, la falta de compromiso se traduce en una pérdida de productividad.

2) Prevalencia del “yo” por encima del “nosotros”

Los egos personales hicieron muy difícil gestionar el equipo, hasta el punto de que algunos entrenadores dimitieron porque no podían controlar a las personas que se supone que debían dirigir. La deficiente gestión del «yo» conduce muchas veces a la creación de bandos y camarillas dentro de los equipos que envenenan su dinámica. Es importante dentro de los equipos hacer comprender que la organización es un ente propio a la altura de los individuos, y que será más beneficioso para el equipo en conjunto si todos sus miembros aparcan sus intereses personales en pro de un interés común

3) Falta de liderazgo

Como consecuencia del punto anterior, no existía un líder lo bastante fuerte como para variar el rumbo de la nave si las cosas se torcían o para tomar decisiones difíciles o para mediar en la resolución de conflictos. No hablo de un gestor, director o entrenador, sino de una persona respetada por todos cuya opinión es escuchada. Todos los equipos necesitan un líder en momentos de necesidad, aunque este líder no es necesariamente la persona que gestiona el equipo. El gestor, en el caso de no ser líder de un equipo, debe ser lo bastante inteligente como para hacerse apoyar por el líder.

4) Sobreexposición

Un equipo formado por estrellas está muy expuesto a la opinión pública y atrae muchas más miradas que uno que no cuenta con miembros ilustres entre sus filas. Esto es un arma de doble filo, porque se intensifican las críticas y los halagos que reciben el equipo en su totalidad. En el terreno laboral, es necesario proteger a los equipos de la sobreexposición ante la opinión de compañeros del sector, de jefes o directivos de la empresa e incluso de otros equipos similares dentro de la organización. Hay que relativizar las alabanzas y las críticas para minimizar su impacto dentro del equipo.

En el otro extremo, el mes que viene veremos como un equipo sin grandes medios puede alcanzar un alto rendimiento mediante el esfuerzo colectivo, la motivación y el liderazgo eficaz.

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