
Nos han repetido muchas veces que no debemos perder al niño que llevamos dentro. ¿Por qué hacerlo, entonces, en el ámbito laboral?
La gamificación o ludificación consiste en utilizar técnicas propias de los juegos en entornos ajenos a ellos, con la intención de conseguir la emoción, la relajación y la motivación que se alcanzan en el ámbito lúdico.
Hay muchas formas de convertir el día a día laboral en un juego. Algunas de ellas son las siguientes:
1. El empleado del mes
Es uno de los recursos más conocidos y funciona. Sobre todo en los perfiles bajos y en empresas con muchos empleados que, a menudo, caen en el anonimato. Designar un empleado del mes (que puede hacerse por centros o por departamentos) otorga a estos trabajadores el reconocimiento y la visibilidad que no tenían y, casi siempre, también un incentivo económico. McDonalds lo utiliza desde hace tiempo en sus restaurantes.
El plan de empleado del mes debe ser fácil de mantener (para que no se esfume al cabo de pocos meses) y fomentar la equidad en lugar del favoritismo (por ejemplo, permitiendo que los propios empleados voten).
2. Oficinas lúdicas
Colores vivos, zonas para desconectar, toboganes para ir de un piso a otro… Es bien conocido el caso de las divertidas oficinas de Google. Parece contradictorio que la empresa ponga estos recursos a disposición de los trabajadores cuando, en realidad, es también una de las que más técnicas tiene para aprovechar el tiempo: sin ir más lejos, sus reuniones se realizan de pie para que no sean demasiado largas. Pero Google sabe bien que un diseño amigable de la oficina aumenta la satisfacción, la motivación y la creatividad de los trabajadores.
La empresa Infosys tiene ¡una bolera! dentro de sus oficinas. Box tiene columpios en sus salas de reuniones; Facebook, máquinas recreativas arcade. Todas ellas quieren ayudar a sus trabajadores a desconectar para que regresen después a sus puestos de trabajo con las pilas cargadas.
3. Actividades fuera de la oficina
Un Paintball, una jornada de aventura, una competición en un karaoke, un campeonato deportivo… Algunas empresas son reacias a organizar este tipo de eventos de empresa porque no quieren perder horas de producción ni «robar» a sus trabajadores su tiempo de ocio. Pero estas actividades, bien planteadas, suponen toda una inversión: facilitan la comunicación entre departamentos que no trabajan juntos en el día a día, liman asperezas, «humanizan» a los superiores y hacen que los trabajadores sean valorados y admirados por nuevas habilidades que antes eran desconocidas para sus compañeros. Esto crea un clima de confianza y buen humor en la empresa: siempre nos es más fácil encontrarnos con personas con las que hemos pasado buenos ratos. Para que los efectos beneficiosos sean continuos, estas iniciativas tienen que repetirse periódicamente.
4. Gamificación del propio producto de la empresa
Cada vez están más de moda las acciones de advergaming y «game marketing». Consisten en crear un juego o videojuego a raíz del producto o servicio de la empresa. En este caso, el objetivo principal no es la motivación de equipos, pero sí es frecuente que suceda que los trabajadores de los departamentos implicados se sientan especialmente motivados con el proyecto: la diversión siempre conlleva ganas de trabajar. También se ha comprobado que este tipo de proyectos facilita la adhesión de colaboradores a los mismos. Algunos ejemplos son el videojuego «Mixta Fighter» creado por la marca Mixta para promocionar su cerveza con limón o la plataforma «Nike+» que Nike puso a disposición de los amantes del running.
5. Convertir en un juego los procesos de reclutamiento y formación
Muchas empresas convierten sus procesos de selección en verdaderos «juegos de la oca». Esto hace que los candidatos vean incrementada su curiosidad y sus ganas de pertenecer a esa empresa y que comiencen con entusiasmo si son elegidos. Además, estas acciones, que reciben el nombre de «juegos serios», dan visibilidad a la empresa, porque suelen tener gran difusión. Un ejemplo de ello fue L´Oréal Reveal, un juego online donde los candidatos a obtener unas prácticas en la firma cosmética sumaban puntos resolviendo acertijos sobre la marca.
También es posible ludificar la formación. Existen juegos como Cyber Budget o Simuland destinados a entrenar a empresarios o trabajadores en determinadas habilidades.
6. Ludificación de los procesos internos
Desde el conocido brainstorming, en el que entran en juego la velocidad, la esponaneidad y la creatividad, hasta el uso de trofeos y diplomas, objetivos ordenados por niveles, barras de progresión, cuadros de puntuaciones, premios… Una jerga que parece estar más relacionada con un videojuego que con el mundo laboral pero que está comprobado que despierta el interés de los empleados y aumenta la productividad.
Otra técnica consiste en mezclar equipos, proponer a un departamento que dé su opinión sobre la actividad de otro, etc. A veces, de esas permutaciones salen ideas realmente interesantes.
7. Gamificación de la fidelización de clientes
Proporcionar a los clientes incentivos inspirados en los juegos, tales como insignias o medallas, tiene varios beneficios: ayuda a identificar metas y a construir una comunidad y da una sensación de pertenencia a un grupo. Al igual que los militares o los boy scouts muestran insignias que evidencian sus logros, fidelizar pasa por presentar una recompensa atractiva para destacar entre iguales.
enero 31st, 2014
9:47 am
Interesante entrada acerca de una interesante propuesta.
Una de las utilidades de colocar a equipos o a ejecutivos fuera de su zona cómoda se deriva de si ponen en juego o no lo que podríamos llamar el «efecto McGiver». Es decir: tomar cualquier elemento disponible para resolver un problema con «medios de fortuna». Si nos los hemos llevado al campo, podrían ser una rama, una piedra, un trozo de cuerda… pero tanto en el campo como en su propio contexto, lo que pretende esta estrategia es observar si ponen en juego competencias nuevas para viejos problemas o si abren el horizonte de viejas competencias para nuevas aplicaciones.
Un cordial saludo.
febrero 3rd, 2014
11:40 am
Muchas gracias por tu aporte, José.
Muy interesante y atractivo el concepto de «efecto McGiver» 🙂 En nuestro caso también trabajamos con los elementos que mencionas, y también con otros que introducimos de forma consciente en dinámicas previamente diseñadas…
¿Tú también haces coaching de equipos en naturaleza?
febrero 3rd, 2014
8:24 pm
Pues hace algunos años el coaching de equipos en la naturaleza ocupaba un porcentaje significativamente importante de mi trabajo. Ahora no estoy en ningún proyecto que lo incluya y sin la menor duda me gustará volver a este campo.
Sería interesante que las empresas comprendieran que no es un «gasto» sino una de las inversiones más rentables que pueden acometer para mejorer su capacidad de afrontar nuevos retos.
Un placer mantener el contacto con vosotros/as.
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