
La empatía es una de las cualidades más valoradas hoy en día. Ser una persona empática te ayudará a tener mejores relaciones con los demás y estar más a gusto contigo mismo. Más o menos, todos sabemos qué es esto de tener empatía, y es que últimamente cada vez se habla más sobre ella: la “revolución emocional” en la que nos estamos viendo inmersos, ayuda y mucho a que nos interesen ciertos aspectos de la gestión e inteligencia emocional, sobre todo, los relacionados con el Alto Rendimiento empresarial, y la empatía es una de las destrezas clave para mejorar nuestro desempeño.
¿QUÉ ES LA EMPATÍA?
El término empatía proviene de los vocablos griegos “dentro de él” y “sentimientos”. Sus orígenes ya nos permiten vislumbrar el significado de este término: a grandes rasgos, es la capacidad que todo ser humano tiene (otra cosa es que la tenga trabajada y la ponga en funcionamiento) de ponerse en la situación del otro. Es decir, como decimos coloquialmente, “ponerse en los zapatos del otro”.
En vocabulario más complejo o evolucionado podríamos describir la empatía como la capacidad de comprender la vida emocional y la complejidad de esta en otras personas. La empatía es una destreza con poder para transformar a las personas y para influir positivamente en los resultados de cualquier experiencia. Pero para llegar a esto, a poder comprender la vida emocional de los otros, antes hay que aterrizarlo mucho más y empezar por el principio, por la base.

Tener empatía con los que nos rodean consiste en entender, de verdad, el por qué alguien hace o piensa de una determinada forma, por qué actúa así y toma esas decisiones. Para poder hacerlo es imprescindible intentar experimentar de forma objetiva, lo que esa persona hace, piensa y siente según sus circunstancias, forma de pensar, entorno… Es decir, tener empatía es NO JUZGAR.
Estamos muy habituados, y lo hacemos constantemente, a juzgar al otro por lo que hace o siente desde nuestra experiencia, y lo hacemos además, desde el yo, desde lo que nosotros pensamos y según nuestros criterios.
Vivimos en una sociedad en la que la empatía brilla por su ausencia: nos encanta decirle a los demás lo que tienen que hacer, cómo lo tienen que hacer y además, para los más osados, hasta recriminamos o castigamos a quienes no lo hacen según lo que nosotros consideramos. Multitud de relaciones entre personas (amigos, familia, pareja, profesionales) se rompen porque juzgamos al otro constantemente y además, sin empatía alguna.
Cuando dejamos de juzgar podemos escuchar al otro, sin ofrecerle la solución mágica (según nosotros) y podemos, si nos lo pide, dar nuestra opinión, resultado de haber puesto antes en marcha la empatía: es fundamental que antes de dar nuestra opinión mostremos esa empatía fundamental, que consiste en primero, acompañar en los sentimientos y emociones sin juzgar; y segundo, ofrecer nuestra opinión si creemos que que podemos aportar algo positivo, y siempre, desde la posición en la que se encuentra la otra persona, no según lo vemos nosotros.
EL CEREBRO EMPÁTICO
Las neuronas responsables de la empatía son las neuronas espejo, un tipo de células del cerebro muy curiosas, ya que se caracterizan por activarse cuando realizamos una acción de movimiento, pero también, cuando percibimos que OTRO realiza una acción semejante. Según la neurociencia, "las neuronas espejo reflejan el comportamiento de los otros, y simulan en primera persona la acción percibida como si fuera realizada por nosotros mismos”, sistema por el cual, nuestro cerebro puede aprender e interpretar las intenciones de los otros, incluso, sin que se haya producido la acción. En esta característica de nuestro cerebro reside la clave de la empatía y el poder para descodificar la comunicación no verbal y las emociones de los demás.

La empatía, por tanto, forma parte esencial de nuestro desarrollo social, y podemos ponerla en marcha en cualquier entorno en el que tengamos que sociabilizarnos (trabajo, familia, amigos,...). Para desarrollar la empatía, hay algunas acciones que te permitirán aumentar tu nivel de desempeño en esta destreza:
1. Entrena la escucha activa: es la escucha que te permitirá no solo entender toda la información que una persona te está dando con sus palabras, sino también tiene en cuenta la comunicación emocional: te pongo un ejemplo, imagina que estás en una negociación, la escucha activa te va a permitir saber cuánto de importante es para esa persona lo que estáis tratando, y hasta dónde estaría dispuesto a llegar.
2. Muestra interés por las emociones ligadas a los sucesos: la mayoría de nosotros tenemos mayor interés por conocer los detalles de las situaciones que por saber cuáles fueron los sentimientos y emociones que le despertaron los hechos. Preguntar "¿cómo te sentiste?" o "¿cómo te afecta lo que ha pasado?" es una buena forma de conocer a las personas, de establecer un vínculo emocional y de desarrollar nuestra empatía.
3. Practica la empatía contigo mismo: elimina el juicio hacia ti mismo y comprende mejor tus reacciones, que siempre están fundamentadas en una emoción (la identifiques o no). Establece una relación saludable contigo mismo porque es la base para relacionarte con los demás de la misma manera.
4. Sal varias veces al día de tus zapatos para ponerte en los de los demás. Puedes hacerlo con gente que conoces más o menos, pero es un ejercicio fabuloso para activar la empatía en nuestro cerebro. Al principio puede que te cueste, pero a base de repetición, nuestro cerebro adquiere la destreza de ser empático.
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EMPATÍA
La Inteligencia emocional tiene 2 vertientes de desarrollo: una vertiente intrapersonal, cuyo objetivo fundamental es la percepción, la expresión, comprensión y autorregulación adecuada de las propias emociones; y otra interpersonal, que consiste en percibir adecuadamente la expresión emocional de los demás y relacionarnos de manera óptima con ellos, teniendo en cuenta cómo piensan y se sienten. Es decir, en la esfera de trabajo interpersonal de la Inteligencia emocional, la destreza fundamental de desarrollo es la empatía.
Podríamos decir que, a su vez, existen 2 tipos de empatía: la empatía cognitiva, que es la capacidad para ponernos en el lugar de la persona y comprenderla; y la empatía emocional, que es cuando sintonizamos con los sentimientos y preocupaciones de otras personas. Ambos tipos de empatía no tienen por qué producirse al mismo tiempo o de forma conjunta, ya que a veces, nos puede faltar conocimiento para comprender las acciones, y sólo podemos empatizar a nivel emocional, o viceversa.
CARACTERÍSTICAS DE LAS PERSONAS EMPÁTICAS
Una vez que tenemos claro qué es la empatía y cómo podemos desarrollarla… Pero, ¿qué características o rasgos tienen las personas empáticas? Las podrás identificar porque...
- Tienen una gran capacidad de escucha
- Muestran sensibilidad ante los asuntos de los demás
- Sienten lo que otros sienten
- Son personas altamente intuitivas
- No absorben la energía de los demás
- Son personas tranquilas y más reflexivas
- Consiguen que los demás se sientan comprendidos
- Siempre puedes contar con ellos
- Hablan cuidando las palabras
- Inspiran la acción y el cambio social
Si quieres trabajar la empatía, es posible con las técnicas de coaching y team building experiencial. ¿Te ayudamos?
Hasta la próxima!