
Tomar buenas decisiones es algo que habitualmente, nos mantiene en tensión y es que elegir la mejor opción y con ello, tomar una buena o mala decisión, puede convertirse en algo vital en determinados momentos. La intuición, las consecuencias y/o el momento vital en el que nos encontramos, son determinantes para la toma de decisiones. A estos parámetros, podemos sumarles otros que nos ayudarán a realizar este proceso con mayor seguridad, tranquilidad y confort.
¿Qué es tomar una decisión?
Tomar una decisión es algo que hacemos constantemente y de forma habitual. Las hay más relevantes por sus consecuencias, para las cuales empleamos más recursos para decidir y otras, que son más rápidas y casi automáticas.
Como definición, una toma de decisión es el proceso basado en reunir información, evaluar alternativas y después, elegir aquello que consideramos más beneficioso para nosotros o la situación en particular.
Una toma de decisión puede afectar a nuestro terreno personal, de pareja, familia, amigos y también por supuesto, profesional. Todo está bajo el influjo de la toma de decisiones en las que debemos contemplar opciones y determinar qué es lo más apropiado para nosotros.
Este, el tomar decisiones, es un acto muy relevante en cualquier situación y dependerá mucho de nuestra actitud ante la vida, de nuestra situación y de la determinación que tenemos ante determinadas situaciones. Nuestra personalidad afecta a cómo tomamos decisiones, cual ágiles somos para ello y cómo gestionamos las consecuencias de las mismas.
¿Cómo tomar buenas decisiones?
Sobre si las decisiones que tomamos son buenas o malas, todo dependerá de las consecuencias que éstas, tengan para nosotros, nuestra vida, el entorno y todo lo que consideremos relevante. El bueno y el malo realmente no existe como genérico, ya que todo es relativo a cada individuo y sus circunstancias. Por lo tanto, a la hora de tomar una decisión, para valorar si esta será mejor o peor para ti, lo óptimo es que tú determines cómo va a influenciar tu vida, tu momento y tu situación particular.
Nadie mejor que uno mismo sabe si la decisión será la acertada o no, y puede que incluso, esto se vea o se pueda valorar con el tiempo. Tomar una decisión importante no es algo baladí, y normalmente nos implica un cierto nivel de estrés por la responsabilidad que conlleva. Deberemos poner toda nuestra atención en la toma de la decisión para lo que podemos incluir ciertas prácticas y estrategias de pensamiento para agilizar la situación e ir sobre seguro (en la medida de lo posible).
Conocernos en profundidad para tomar buenas decisiones
Hay un dicho que dice "en esta vida no hay nada como conocer a la gente". Pero si hay un conocimiento realmente útil y ventajoso es el de conocernos a nosotros mismos. Solo conociéndonos en profundidad a nosotros mismos seremos capaces de identificar nuestras posibles reacciones ante las consecuencias de una decisión.
Somos (o deberíamos) ser nuestro mejor amigo/a y llevarnos a las mil maravillas con nosotros mismos. Así, podremos estar en una situación saludable y armonía cuando debamos afrontar las consecuencias de las decisiones tomadas. Si somos nerviosos, si tendemos a la tristeza, si nos puede la soledad o somos muy exigentes… Todo, debemos conocerlo de nosotros mismos antes de tomar una decisión.
Analizar la situación
Sin un análisis de lo que hay sobre nuestra mesa, es imposible tomar una decisión acertada y beneficiosa para nosotros. No todos los escenarios son iguales ni representan el mismo “riesgo”. Analicemos en profundidad qué está ocurriendo en nosotros, en nuestro círculo cercano y en general… Lleguemos hasta aquello que consideremos que puede verse afectado directa o indirectamente con nuestra decisión. También valoremos lo que externamente puede condicionarnos una vez tomada la decisión (por ejemplo si es un cambio de trabajo, valorar la situación económica mundial para tenerla al menos, sobre el radar).
Valorar las consecuencias
Cuando vas a tomar una decisión, generalmente, no existe una opción correcta, sino que todas tendrán unas consecuencias que se adaptarán mejor o peor a nuestras necesidades. Valorar el impacto que tendrán nuestras decisiones es una destreza que podemos adquirir con la práctica. Esto consiste, fundamentalmente, en tener en cuenta todas las opciones, incluso, la de "no tomar la decisión", que también tendría sus consecuencias.
La técnica de preguntas y respuestas nos va a poner encima de la mesa el abanico de posibilidades que vislumbramos. Y nos va a permitir analizar las consecuencias de cada opción, evaluar los riesgos y el impacto sobre nosotros y los demás. Por supuesto, también nos capacita para encontrar las oportunidades para convertirlo en una situación favorable.
Tener en cuenta las emociones para tomar buenas decisiones
Somos seres emocionales y todos, tenemos reacciones de esta índole. No las menospreciemos ni dejemos de lado, porque finalmente, son ellas, las emociones, las que realmente van a guiar nuestro proceso de toma de decisiones.
Nuestro sistema límbico (cerebro emocional) estará reaccionando casi sin darte cuenta, y antes de que el pensamiento racional intervenga para evaluar las opciones. Por lo que, afrontar el proceso con emociones positivas y con confianza es la clave para tener éxito.
Separarnos de la situación emocionalmente
Al mismo tiempo, tomar distancia de la situación, de la decisión y de las posibles consecuencias suele funcionar muy bien. Todo en la vida es cuestión de equilibrio. Si nos preocupamos en exceso, estaremos bloqueándonos y eso nos impedirá tener claridad de pensamiento.
Encontrar ese equilibrio entre lo racional y lo emocional nos ayudará a no dejarnos llevar por la parte más visceral, pero tampoco caer en lo extremadamente racional y frío.
Confiar en la intuición
No, no es cosa de magia. Los humanos tenemos la intuición, que es un aprendizaje valioso que hemos realizado sin ser conscientes de ello. Es una pre-cognición de la que somos conscientes cuando se nos plantea el dilema. Si sientes que “por ahí no es”, en la mayoría de los casos suele ser que "por ahí no es”.
Es una herramienta muy útil a la que no solemos prestar atención por miedo a que no esté avalada por el pensamiento racional. Pero si confías en ti, tienes un gran aliado para tomar buenas decisiones.
Cambiar de perspectiva
Un problema o dilema tiene múltiples soluciones. Para ser capaces de ver el mayor número de soluciones, debemos cambiar la forma de mirar el dilema. Pensar fuera de la caja es una estrategia de pensamiento creativo muy válida para tomar decisiones, ya que nos permite enfocar desde perspectivas diferentes.
Para ello, tenemos que atrevernos a salir de la zona de confort y observar la situación como si se tratase de una película. Seguro que veremos ángulos y aristas que, hasta ahora, pasaban desapercibidas, y también, soluciones en las que no habíamos pensado.
Pensamiento analítico para tomar buenas decisiones
Como todo, es vital en su justa medida. Igual que debemos atender las emociones a la hora de tomar decisiones, también tenemos que atender la parte analítica. Dejarnos llevar por cualquiera de los dos genera un desequilibrio, y el equilibrio es la clave para tomar buenas decisiones.
El pensamiento analítico es importante, sobre todo, en aspectos profesionales y laborales – económicos. ¡Tenlo en cuenta!
Pedir opinión y consejo (relativamente)
Somos muy de pedir opinión para la mayoría de las cosas que nos suceden, pero no solemos tener tan bien aprendida la lección de filtrar el feedback que recibimos. Sí, es bueno tener la opinión de los que consideramos importantes en nuestra vida, pero todo es relativo, lo que funciona para unos, no lo hace para otros.
La experiencia que han vivido otros nos puede ser útil si sabemos adaptarla a nuestra forma de ser, a nuestras circunstancias y posibilidades.
Asumir la decisión
Por último, es fundamental que una vez tomemos la decisión, la asumamos. No le demos más vueltas, no pongamos en duda la decisión tomada. No volvamos a evaluar y re-evaluar la conveniencia de la decisión. Está tomada con todas sus consecuencias. Ahora toca trabajar con lo que hemos decidido.
Tomar buenas decisiones es algo que podemos trabajar y practicar. En Amazonia Team Factory desarrollamos programas específicos de coaching y formación para aprender a tomar buenas decisiones. Analizamos tus necesidades y trazamos líneas de acción para conseguir los objetivos. ¿Hablamos?