Que el coaching es una de las herramientas más potentes para el desarrollo de competencias profesionales, es una realidad más que asentada, pero ¿es igual de beneficioso cuando se refiere o se implanta en equipos de trabajo? El coaching de equipos cada vez tiene más aceptación entre los que apuestan por el liderazgo empresarial y quieren llevar a sus equipos a otro nivel de productividad, eficiencia y salud emocional.
¿Qué es el coaching de equipos?
Aunque es algo “relativamente” más novedoso que el coaching individual, el coaching de equipos se ha instalado en las vidas y rutinas de los líderes de las organizaciones más importantes del mundo en un indispensable.
Sus elevados beneficios y el retorno que tiene también han ayudado a que la difusión de sus efectos sea ascendente y veloz. Pero, ¿qué se entiende realmente como coaching de equipos?
El coaching de equipos es un acompañamiento a un equipo de trabajo para que tome conciencia de sus fortalezas, capacidades, también de sus debilidades y, gracias a esta percepción de la realidad, poder cambiar y/o fortalecer – eliminar aquello que se considere.
Una dinámica de coaching de equipos tiene como objetivo principal poner ante los ojos de los integrantes del mismo, un espejo en el que ver reflejado lo que están viviendo como grupo y también como individuos que lo conforman.
El coaching de equipos es un ejercicio para conseguir que ese grupo trabaje mejor en conjunto, pero con unas claves de proceso diferentes a la Formación, donde nos centramos en el reconocimiento, la identificación y el descubrimiento de quiénes son.
Si no sabemos dónde está nuestro punto de partida no podemos tomar decisiones acertadas para avanzar con paso firme y saludable.
Hay que también tener muy en cuenta que el coaching de equipos no es “coaching de grupo” o lo que es lo mismo, no se trata de “juntar” al equipo para que pongan en común sus problemas y de ahí, como si de terapia de grupo se tratase, conseguir resultados. No es esto y tampoco es su objetivo.
Objetivos del coaching de equipos
Para crear un buen grupo, un equipo de trabajo compacto, y que sea óptimo, hay que tener en cuenta una de las frases más célebres que se conocen a este respecto: “Si caminas solo, irás rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos”, proverbio chino. Y es que hacer equipo es muy saludable para determinados aspectos de la vida y sobre todo, para la parte profesional.
Hacer las cosas de forma individual está bien en determinados momentos, pero si conseguimos trabajar de forma eficaz con un grupo de personas, además de aportar más valor a la tarea que estamos realizando, conseguiremos aprender y nutrirnos de otros, crecer.
¿Qué se quiere conseguir con el coaching de equipos?
- Integración completa de nuevos miembros al equipo.
- Alinear objetivos de trabajo.
- Definir nuevas estrategias de negocio.
- Resolución de conflictos (no necesariamente dentro del equipo, puede ser con clientes – colaboradores).
- Generar un espacio de colaboración y creatividad en el equipo.
- Fortalecer lazos de confianza dentro del grupo.
- Trabajar momentos puntuales de la organización como una fusión o cambio de dirección.
- Potenciar el rendimiento del equipo.
- Conocer y potenciar las habilidades de cada integrante.
Hay numerosos aspectos que se pueden trabajar a través del coaching de equipos, y que gracias a estas dinámicas es la forma más eficaz – rápida y sólida de ponerlas en práctica.
Las etapas del coaching de equipos
Cuando se ha tomado la decisión de implementar dinámicas de coaching de equipos, el siguiente paso es conocer el procedimiento habitual que se pondrá en práctica, es decir, cómo se trabaja el coaching de equipos.
Como casi todo proceso, hay que tomar en cuenta una serie de fases imprescindibles por las que pasar para conseguir llegar al objetivo. ¿Cuáles son esas fases?
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Analizar el contexto actual:
Si no sabemos el punto de partida, dónde estamos es imposible poder definir de forma correcta dónde queremos llegar porque será algo totalmente irreal y alejado de la situación que estamos viviendo.
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Definición de las reglas del proceso:
Cuando hay más de una persona implicada en un asunto hay que establecer las reglas “del juego” para que todos juguemos igual, y sepamos a qué atenernos o qué se puede hacer y qué no. Si no se lleva a cabo este punto todo se convertirá en un auténtico caos.
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Autoanálisis – autodiagnóstico:
En el momento que hayamos decidido qué queremos trabajar (nuestro contexto actual), el siguiente paso es quizás el más difícil – determinar con objetividad qué es lo que ha hecho que estemos en ese punto y qué nos está impidiendo avanzar.
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Trazar el plan:
Ya tenemos todas las cartas sobre la mesa… ¡Tracemos el plan! Esa hoja de ruta que hay que seguir para poder llegar al destino. Esas fases que debemos implementar, ese recorrido que hay que hacer.
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Análisis y revisión de resultados:
Y por último, si no revisamos lo que estamos haciendo y sus resultados no sabremos si realmente lo estamos haciendo bien o si hay que corregir desviaciones para poder hacerlo mejor.
Por qué se necesita un coach para coaching de equipos
Porque para gestionar una situación determinada con un grupo de personas es indispensable contar con una figura especializada y profesional y además, objetiva y separada de la situación.
Un coach es la persona adecuada para esta labor, ¿por qué?
- Porque está formado y entrenado en gestionar las habilidades de las personas y saber enfocar los objetivos profesionales.
- Sabe cómo trabajar con diferentes personas de forma simultánea y permitir y fomentar el respeto entre las partes.
- Es una persona objetiva, sin implicación personal – emocional con la situación.
- Puede ofrecer soluciones que se “discutan” entre todos.
Apostar por la intervención de un profesional para gestionar situaciones de equipo siempre es una oportunidad de crecimiento. En Amazonia Team Factory estamos especializados en generar dinámicas de coaching para los equipos de trabajo de las empresas, que son fuente de valor para aumentar el rendimiento grupal.
Hasta la próxima!