
Hace unos meses publicábamos un post sobre equipos de Alto Rendimiento, con ejemplos reales de los mismos; me permito rescatar una idea importante: “Dicho así, parecería que convertirse en un equipo de alto rendimiento está reservado a ciertos equipos, como si de un privilegio se tratara, pero no es así, ya que no depende de circunstancias eventuales, sino del líder, de su estilo de liderazgo, y también de la actitud del conjunto de los miembros del equipo”. En esencia uno de estos equipos, tiene la capacidad de cumplir con los objetivos de la empresa, mediante el compromiso, y sin que esta disponibilidad suponga un aumento en los costes de producción”.
El gran John C. Maxwell, autor y coach de renombre internacional (aquí tenéis referenciado uno de sus libros), dijo: “como líder, la primera persona a la que necesito liderar soy yo; la primera persona que debería cambiar soy yo”. A lo largo de esta entrada, mencionaré varias veces la figura del líder en un equipo de Alto Rendimiento, porque cumplen un papel determinante. Son personas integradas en el equipo y conocedoras de cada uno de sus miembros; son equipos en los que se lidera de una forma democrática (e influenciando a los demás), y que tienen altas expectativas hacia el resto; conocen, tanto las fortalezas para potenciarlas, como las debilidades individuales para desarrollar las carencias.
¿Qué son los equipos de Alto Rendimiento? Son equipos dentro de las organizaciones que tienen marcados objetivos muy claros, y que, además, conocen a la perfección, los pasos a seguir para su consecución. Más allá de los resultados (que sin duda alcanzan), un equipo de Alto Rendimiento, está formado por personas que se encuentran muy motivadas, pero que también están altamente satisfechas con el trabajo, con las relaciones interpersonales, y con las recompensas.

Equipos de Alto Rendimiento: líderes integradores y miembros comprometidos.
Huelga decir que en el mundo actual de los negocios, muchas organizaciones empresariales, necesitarían contar con estos equipos. Aunque una cosa es cierta: la empresa debe ser capaz de reconocer que los miembros de un equipo de alto rendimiento, no sólo cumplen con los objetivos relacionados con la misma, sino (y sobre todo) con las metas del propio equipo. Y es lógico, porque la mejora interna siempre se vislumbra en el exterior.
Sabemos que no todo el mundo es capaz de trabajar en equipo, que la individualidad tiene sus ventajas… Pero cuando el líder “recluta” a un trabajador para formar parte del equipo de Alto Rendimiento, y éste acepta, se espera de él (o de ella) el esfuerzo y la cooperación a fin de lograr resultados. A priori, no hay perfiles tipo en los integrantes en estos equipos, pero un buen líder, deberá fabricar la fórmula de alquimia y conocer las estrategias para formar, motivar y tomar decisiones relevantes para el desempeño en equipo.

Características de un equipo de Alto Rendimiento.
Como en otros equipos de trabajo, se observa una colaboración estrecha entre sus miembros, y la disponibilidad para trabajar conjuntamente, de manera que podríamos explicarlo como si fueran piezas de un puzzle que debe formar una imagen. Sin embargo, puede que las piezas de este puzzle tengan apariencias dispares, porque los miembros responden a una interdisciplinariedad y variedad notables, y además, esta diversidad es reconocida. Al final lo que queda (y es lo importante) es una imagen consolidada.
En un equipo de alto rendimiento, sus miembros están comprometidos, cohesionados, motivados, asumen roles distintos, conocen las metas a trabajar, están muy integrados, y sobre todo son personas bien formadas y capacitadas.

El liderazgo en un equipo de Alto Rendimiento.
Hablamos de líderes no autoritarios que conocen los objetivos a cumplir, y son capaces de establecer mecanismos para que esto ocurra…; también conocen las necesidades particulares de los miembros del equipo.
Son integradores, capaces, manejan a la perfección la Comunicación y las técnicas de motivación; también saben que estar al timón conlleva muchas responsabilidades, y que el barco (el proyecto) debe llegar a puerto. Por esto último, en ocasiones se ven obligados a tomar decisiones sobre cambios de asignación de tareas, o permanencia en el equipo de alguno de sus miembros.
Y me gustaría apuntar hacia una cualidad que Kouzes y Posner señalaron como inseparable de la figura de un buen líder: se trata de la credibilidad.

¿Cómo formar un equipo de Alto Rendimiento?
Hay ciertas cualidades de los líderes que resultan muy útiles y necesarias a la hora de formar un equipo de alto rendimiento: saben influir, saben dar un sentido al trabajo en equipo, saben integrar a los miembros escogidos, saben ser equipo (frente a creerse únicos). Sin embargo, antes de que el futuro equipo tenga un líder, la propia empresa habrá sabido transmitir una forma de desempeñar las tareas “en equipo”, porque si el equipo no forma parte de la cultura de la organización, se estará creando artificiosamente un mecanismo; y ésta no es la forma de que los trabajadores lleguen a comprender la esencia de esta forma de trabajar.

Para formar un equipo de Alto rendimiento.
- Busca profesionalidad, especialización y capacidad de trabajo en equipo.
- Escoge sus miembros entre las personas que saben superar sus debilidades y potenciar sus fortalezas.
- No tienen que ser perfectos, deben tener capacidad de adaptación.
- Deja claras tus expectativas y los objetivos a lograr. Procura que los demás entiendan cuáles serán las recompensas.
- Valora la especialización de los integrantes de ese equipo.
- Prepárate para proporcionar feedback continuado y para supervisar los avances.
- Que se note que estás dentro del equipo y que sabes introducir mejoras en la comunicación y relaciones, para que todas y todos estén a gusto.
Para finalizar, quiero mencionar, que una vez formado el equipo, es el momento de tejer relaciones y trabajar la confianza. Posteriormente se mantendrá la cohesión y se definirán los roles. También será útil responder a expectativas de los miembros y exigir compromiso. Un equipo de trabajo está siempre mejorando, innovando y progresando, ése es el carácter que posibilita el éxito.
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